Es fundamental para el proceso de enseñanza – aprendizaje, saber cómo va éste. Sin embargo, no debe ser sólo un registro o resultado de este mismo proceso, debe ser una reflexión, una crítica y auto crítica al quehacer docente. Como lo menciona el artículo, la evaluación técnica positivista, más conocida como evaluación cuantitativa, es estimulada desde las mismas políticas del Estado, leyes, decretos, lineamientos y estándares;(Santos, 1998). Ven a la evaluación como fin y no como un medio para medir cómo va el proceso y también la pertinencia de esas mismas políticas, leyes, decretos, lineamientos y demás.
Además, con currículos totalmente descontextualizados y sujetados a unas normas evaluativas comunes, donde los resultados no pueden ser homogenizados, estratificados y estandarizados.
Para el mismo autor (Santos, 1998), la evaluación técnica positivista arroja por consecuencia el etiquetado de los alumnos o estudiantes, etiquetas que según la autora del artículo empieza desde el hogar cuando el padre o la madre hace juicios sobre su hijo (Escorcia, 2008).
Celin (2012) p. 83, plantea el cuestionamiento que cada día tienen los docentes sobre cómo y qué están evaluando, afirma sobre las necesidades que estos mismos docentes tienen cada día para enfrentar el reto de la evaluación, reto que termina convirtiéndose en una simple actividad numérica dentro del enfoque positivista. Este mismo autor reconoce las necesidades que existen de conocer de herramientas metodológicas más profundas que permitan al docente transitar del enfoque cuantitativo positivista al enfoque cualitativo naturalista.
Con lo anterior, el autor propone una confluencia de ambos enfoques, donde haya un tránsito del positivismo cuantitativo a un positivismo cualitativo y viceversa, definiendo a este nuevo enfoque como el “ideal” de la evaluación.
No obstante, no deja de lado la tendencia cientifista de la evaluación (Ibid.p.84). Todas estas discusiones plantean una evaluación con y desde la complejidad, definiendo el término no desde la aceptación de dificultad sino de entramado. Para Celin, “la evaluación es un todo complejo en la que se conjugan fundamentos teóricos, métodos, procedimientos e instrumentos en un entramado en el que todo está interconectado con todo y que sólo cobra sentido cuando se mira como una totalidad y no como partes separadas.”
El concordancia con Celin, la autora del artículo también concluye que la evaluación debe ser de tipo holística y sistemática, dándole la oportunidad a todos los integrantes de este este proceso de ser partícipes de un conjunto de actividades enriquecedoras, las cuales se verán reflejadas en la adquisición y construcción de nuevo conocimiento.
El artículo finalmente nos invita a que a pesar de la obligatoriedad de la evaluación sumativa, miremos la posibilidad de elegir otros enfoques como la práctica o la crítica, que permita a nuestros estudiantes ser mejores ciudadanos y aprender a transformar su entorno.
Referencias:
Celin Vargas, Miguel. (2016). Evaluar desde el paradigma de la complejidad: Un reto para la educación del nuevo milenio. Escenarios. 10. 83. 10.15665/esc.v10i1.728.
Escorcia, Julie. (2008) ¿Qué es la evaluación educativa? Lumen Instituto de Estudios en Educación – IESE. Universidad del Norte. Edición 7
Santos Guerra, Miguel Angel. (2003). Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y persona eres. Revista enfoques educacionales N° 5. Vol. 1. P. 69-83
Comentario de Luz Dary García:
La mirada que se le da a la evaluación como un todo, no compuesto por las partes me cuestiona mucho sobre lo que realmente esperamos los instructores como resultados en muchas ocasiones solo de conocimiento sin tener en cuenta la información que nos aporta el proceso conjugado con los resultados finales.
Este fragmento del articulo “la evaluación es un todo complejo en la que se conjugan fundamentos teóricos, métodos, procedimientos e instrumentos en un entramado en el que todo está interconectado con todo y que sólo cobra sentido cuando se mira como una totalidad y no como partes separadas.” Me lleva a pensar que así como la evaluación es un todo, el aprendiz también debe ser observado desde una visión holística, donde la evaluación se valore su ser, emociones, motivaciones, sentimientos y todos los factores de aprendizaje que influyen en su proceso de formación.
Tal y como lo mencionas en el articulo, debemos estar muy alertas de no caer en un proceso de evaluación que solo determine un numero en el que se encasille a un aprendiz, debemos tener siempre presente que es un proceso que nos permite hacer ajustes y en caminar el proceso formativo.
Naira Velasco Isaza.